Democracia Diversa: género, representación y diversidad
En el corazón de la idiosincrasia latinoamericana se encuentra la diversidad que, como un prisma, se proyecta en cada uno de los rincones de nuestra tierra y en cada una de las dimensiones que atraviesan nuestras sociedades. No es solamente allí donde se han conformado comunidades plurales producto de su historia, sino en todo el Sur Global que recorre de occidente a oriente nuestro hemisferio sur.
La pluralidad de las sociedades exigen que sus diversas voces sean representadas en todos sus ámbitos y es desde esta base donde parte la idea de una democracia sustantiva. El trabajo de CILA está encaminado en esa dirección. Perseguir como objetivo la construcción de una democracia sólida, concreta y palpable, donde la participación de cada actor de la sociedad se vea plasmado en las acciones que lleva a cabo y en las instituciones que desarrolla.
En ese sentido, la interseccionalidad es un concepto que nos acoge y permite darle nombre a nuestra premisa. Se trata de la construcción de una mayoría en control de la toma de decisiones que nace producto de la articulación de los distintos colectivos sociales. En una democracia representativa con mayúscula, la libertad y la igualdad coexisten y se garantizan mutuamente. Las mujeres, la identidades marrones y negras, las personas LGTBIQ+, las y los pobres y un conjunto enorme de identidades en algún medida, subalternizadas, toman voz y voto en una comunidad que las y los integra plenamente y cuya integridad es producto de la integridad del resto como equivalente y ya no como un minoría convocada para una participación residual.
Ese es el camino que nos proponemos y al que aspiramos con nuestro trabajo diario. Por ese motivo, nuestro convencimiento con el trabajo colectivo (de a muchxs) y colaborativo (entre muchxs) para la construcción de sociedades justas, libres, iguales y materialmente representativas.
Por Joaquin Chesini, Analista de Innovación Pública 360 en Asuntos del Sur.