Sobre el Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía: el caso de RAMCC en Argentina
El Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía (GCoM según sus siglas en inglés) es una alianza global de ciudades y gobiernos locales voluntariamente comprometidos con la lucha al cambio climático, reduciendo sus impactos inevitables y facilitando el acceso a energía sostenible y asequible para todos. Se basa en tres ejes: la mitigación del cambio climático, la adaptación a los efectos adversos del cambio y el acceso universal a energía segura, limpia y asequible.
Dentro de este contexto se enmarca la iniciativa de municipios que han conformado una red para atender la problemática sobre los efectos del cambio climático, dando pie a la conformación de la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (RAMCC), durante las Primeras Jornadas Internacionales Municipios y Cambio Climático, realizadas en la ciudad de Monte Caseros, en noviembre del 2010. La RAMCC se convirtió en un instrumento de coordinación e impulso de políticas públicas locales que enfrentan al cambio climático de las ciudades y pueblos de la Argentina.
La Red es una coalición de más de 270 municipios y comunas de Argentina que, junto a una secretaría ejecutiva, coordina e impulsa planes estratégicos para hacer frente al cambio climático. Su objetivo es impulsar y ejecutar proyectos o programas municipales, regionales o nacionales, relacionados con la mitigación y/o adaptación al cambio climático, a partir de la movilización de recursos locales, nacionales e internacionales.
Está enfocado en los gobiernos locales ya que, los mismos representan una autoridad visible y cercana para las ciudadanías. Son quienes conocen en profundidad las necesidades y oportunidades del territorio y, por el otro, quienes deben responder con urgencia ante emergencias climáticas. Esto los convierte en actores fundamentales para transformar los desafíos en acciones concretas de mitigación y adaptación al cambio climático, es decir en Planes Locales de Acción Climática.
El Plan Local de Acción Climática es una herramienta de planificación de un gobierno local que permite optimizar la gestión de recursos técnicos y económicos, interno y externos, para hacer posible la transición hacia una ciudad resiliente. La RAMCC, como Coordinadora Nacional del GCoM, promueve la adhesión de los municipios a esta alianza mundial. Al sumarse, las ciudades asumen el compromiso de desarrollar la línea de base o diagnóstico, definir metas y objetivos, y diseñar un plan de acción para cada una de las siguientes dos fases:
- Fase de mitigación: para esta fase se debe realizar un inventario de gases de efecto invernadero, definir una meta de reducción de GEI y definir acciones para alcanzarla.
- Fase de adaptación: el diagnóstico se realiza a través de una evaluación de riesgos climáticos, una vez realizado se definen objetivos para la prevención de impactos por eventos meteorológicos extremos y se definen las acciones necesarias.
Al mismo tiempo, la RAMCC cuenta con dos servicios más: la auditoría energética y la huella de carbono. Respecto a la auditoría energética, se presenta en edificios y espacios municipales con el fin de inspeccionar y analizar los flujos de energía con el fin de entender la eficiencia energética del lugar que está siendo objeto de auditoría. Respecto al segundo servicio, la huella de carbono es un indicador ambiental que mide los gases de efecto invernadero (GEI) vinculados a las actividades de una organización o empresa acompañando la transición hacia la carbono neutralidad para el año 2050.
Por último, son parte de dos campañas: arbolado y residuos recuperados. La primera campaña hace referencia a las plantaciones de árboles plantados por Municipios y Comunas RAMCC en 2022 y, a su vez, las empresas que participan en el financiamiento. La segunda campaña se enfoca en la recuperación de residuos de los municipios pero los datos publicados en su página provienen de fuentes municipales, lo cual puede estar sesgada.
Lo presentado hasta aquí reconoce el esfuerzo y la colaboración entre la sociedad civil y los gobiernos locales. Desde CILA creemos en otra manera de ver y vivir nuestros territorios, donde los saberes de las personas y el respeto a la naturaleza caminan integrados con otras formas de vivir, permitiendo dar mejores soluciones a nuevas problemáticas y construir una sociedad más integrada. Al mismo tiempo, consideramos que las democracias innovadoras se caracterizan tanto por la integración de tecnologías, como de distintos mecanismos de participación y co-construcción ciudadana en favor de mayor y mejor monitoreo, vinculación, conexión y acceso a la información pública, particularmente, en asuntos ambientales.
Por Fiorella Ricagno, Pasante de CILA.