Lo que no se mide no existe: analizando los planes de metas de las ciudades
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Los Planes de Metas son un instrumento fundamental hacia una política de gobierno abierto, más abierta a la ciudadanía y transparente. Estos planes de planificación estratégica, que establecen objetivos claros y medibles, permiten un compromiso directo entre las autoridades gubernamentales y los ciudadanos. Con una serie de diferencias pequeñas, los planes de metas son una hoja de ruta de la gestión de un gobierno sobre los logros que desea alcanzar.
Un caso destacado que ha obtenido resultados positivos es el de la Ciudad de Córdoba, una experiencia que se ha convertido en un referente para la participación ciudadana y la optimización de recursos públicos.
A través de una ordenanza municipal, la Ciudad de Córdoba, junto a la Red Ciudadana Nuestra Córdoba, sancionaron el 2 de junio del 2011 la obligatoriedad a los intendentes a presentar el Plan de Metas de Gobierno al inicio de una nueva gestión así como de informar sobre los avances del mismo. La ordenanza establece que el Intendente antes de cumplirse ciento veinte (120) días corridos de su asunción, presenta las metas que pretende alcanzar con su programa de gestión, y establece cuáles serán las acciones estratégicas para cada área de la Administración Pública Municipal y debe fijar los objetivos y los indicadores que hagan posible monitorear la evolución de las mismas. Además, el Intendente debe informar antes del diez (10) de marzo de cada año de su mandato sobre el estado de avance de las metas planteadas.
A su vez, la Ciudad cuenta con un portal de datos abiertos para presentar anualmente el avance de las metas de gobierno para que todos y cada uno de los ciudadanos de la Ciudad puedan estar al tanto de las acciones de la gestión municipal.
El Plan de Metas de la Ciudad de Córdoba para el período 2020 – 2023 es un ejemplo de planificación integral y participativa. Con 5 ejes estratégicos, 36 objetivos y 418 metas, el plan abarca áreas cruciales para el desarrollo sostenible de la ciudad, como obras y servicios públicos, administración pública, salud, acción social, ambiente, cultura, educación, turismo, participación vecinal y desarrollo económico.
A través de mediciones periódicas en diciembre de 2020 y diciembre de 2021, se ha realizado un seguimiento minucioso de las metas establecidas, evidenciando el avance hacia los objetivos planteados. Hasta la fecha, el 60% de las metas han sido alcanzadas, el 38% se encuentra en curso y solo el 2% no ha sido alcanzado aún.
El éxito de esta experiencia ha demostrado cómo los Planes de Metas pueden optimizar la asignación de recursos y garantizar que las políticas gubernamentales se alineen con las necesidades reales de la población.
No obstante, el ejemplo de Córdoba es uno de muchos. El compromiso por la rendición de cuentas y el alcanzar metas, se evidencia en otras ciudades. Un ejemplo es la ciudad de Godoy Cruz en la provincia de Mendoza (Argentina). Al igual que en Córdoba, la ciudad cuenta con una ordenanza municipal que obliga al intendente a presentar un plan de metas claro e informar su cumplimiento. Mientras que en la Ciudad de Mendoza, ya cuenta con una ordenanza para presentar el Plan de Metas pero aún debe ponerlo en práctica.
Además, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) también se han desarrollado planes de Metas aunque aún no se encuentra institucionalizado en una ley. En la Ciudad lo llaman “Compromisos” y cuentan con 115 compromisos establecidos a la fecha de los cuales 83 ya fueron cumplidos.
En conclusión, los Planes de Metas son una valiosa herramienta para el fortalecimiento de la democracia, la participación ciudadana y la eficiencia gubernamental. La experiencia exitosa de la Ciudad de Córdoba, junto con otros casos de compromiso y transparencia en otras ciudades, son muestra del camino hacia una gestión más responsable y cercana a las necesidades de los ciudadanos. La rendición de cuentas y el cumplimiento de metas son elementos clave para la construcción de una sociedad más informada y comprometida con la ciudadanía.
Por Trinidad Reynoso Castillo, Analista de CILA.