Integrar a los territorios: debates constitucionales desde la diversidad
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Los desafíos de la gobernanza en Latinoamérica son numerosos y complejos, especialmente cuando se consideran los altos niveles de desconfianza, desafección y frustración que experimenta la ciudadanía hacia sus instituciones. Según la encuesta Latinobarómetro 2020, sólo el 20% de los latinoamericanos confía en sus instituciones políticas, y de acuerdo al Programa para las Naciones Unidas el promedio de confianza en partidos políticos es de un 15% en América Latina y el Caribe.
Estos sentimientos negativos reflejan una profunda brecha entre los ciudadanos y sus gobiernos, y plantean importantes obstáculos para el desarrollo y la estabilidad de la región. De hecho, según el mismo levantamiento de Latinobarómetro 2020, sólo el 12% de los latinoamericanos está satisfecho con la democracia en sus países.
Para abordar eficazmente estos desafíos, es fundamental comprender las causas subyacentes. Una de ellas radica en el hecho de que la ciudadanía no se siente debidamente involucrada en el proceso de toma de decisiones cuestión que se ve agudizada en aquellos territorios que se encuentran lejanos a la realidad de los centros donde se toman estas decisiones, indican los informes de CEPAL, espacios no metropolitanos y no urbanizados a menudo no son activamente considerados en el proceso de toma de decisiones, incluso, se han acrecentado las desigualdades, marginación y dificultades que enfrentan para solucionar sus problemáticas. Esto crea un sentimiento de exclusión y alienación entre la ciudadanía, generando un ambiente en el que las instituciones democráticas pierden legitimidad y la voz de los diferentes sectores de la sociedad no es adecuadamente representada.
Para superar estos obstáculos es fundamental fomentar una cultura de diálogo, participación y colaboración que promueva una mayor inclusión de los territorios y sus habitantes en los debates constitucionales y en la configuración del futuro de sus sociedades. En ese sentido, y en un contexto de redacción de nueva constitución, los mecanismos de participación ciudadana desempeñan un papel crucial al proporcionar oportunidades concretas para que los ciudadanos y sus territorios se involucren activamente en el proceso constituyente.
Cada uno de los mecanismos a disposición tiene características particulares que contribuyen a enfrentar el escenario de desconfianza institucional y promover la participación ciudadana en la construcción de una nueva constitución desde los territorios: Por su parte, las audiencias públicas permiten la apertura de espacios de diálogo directo entre los ciudadanos y los encargados de tomar decisiones, promoviendo la transparencia y la inclusión de diferentes perspectivas. La iniciativa popular de norma empodera a los territorios, dándoles la oportunidad de presentar propuestas concretas y tener un impacto directo en el contenido constitucional. La consulta ciudadana, a través de su formato virtual, amplía la participación y da voz a un mayor número de personas, buscando mayor representatividad de las opiniones ciudadanas. Finalmente, los diálogos ciudadanos fomentan la reflexión colectiva y el intercambio de ideas, permitiendo que las distintas visiones y necesidades de los territorios sean consideradas en la toma de decisiones.
Sin embargo, es importante tener en cuenta ciertas consideraciones al promover estos mecanismos y buscar una verdadera descentralización. Es esencial garantizar la accesibilidad y la difusión amplia de la información sobre los mecanismos de participación ciudadana, para que todos los ciudadanos puedan comprender y aprovechar estas oportunidades. Además, se debe asegurar una representatividad adecuada, no sólo en términos geográficos, sino también en relación con la diversidad de género, etnia, edad y otros aspectos que conforman la realidad de los territorios. Asimismo, es fundamental contar con mecanismos efectivos de retroalimentación y rendición de cuentas, para que los ciudadanos puedan tener la seguridad de que sus opiniones y propuestas están siendo consideradas y tomadas en serio en la construcción de la nueva constitución.
Incorporar estos mecanismos de participación ciudadana y promover una verdadera descentralización en el proceso constituyente no solo fortalece la legitimidad de la nueva constitución, sino que también promueve una mayor equidad y justicia al considerar las necesidades y realidades de los territorios.
Desde CILA creemos importante impulsar la participación en las ciudades y territorios ya que la construcción colectiva y el diálogo inclusivo son pilares fundamentales para lograr consensos en beneficio de todas las personas que los habitan y con ello el fortalecimiento de nuestras democracias.
Por Fundación Ciudadanía Inteligente, organización miembro del consorcio CILA.